El próximo jueves, 14 de mayo, proyectamos en la Casa Municipal de Cultura, dentro de la programación “Cine con Otros Ojos”, “La venus de las pieles”, de Roman Polanski, en sesiones de 6 y 8:30 de la tarde, con la localidad a 3´50 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de José Francisco Espadas Montero que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.
Un abrazo y hasta el jueves.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de José Francisco Espadas Montero que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.
Un abrazo y hasta el jueves.
SINOPSIS DE LA PELICULA:
Después
de un día de audiciones a actrices para la obra que va a presentar,
Thomas se lamenta de la mediocridad de las candidatas; ninguna tiene la
talla necesaria para el papel principal. En ese momento llega Vanda, un
torbellino de energía que encarna todo lo que Thomas detesta: es vulgar,
atolondrada y no retrocedería ante nada para obtener el papel. Pero
cuando Thomas la deja probar suerte, queda perplejo y cautivado por la
metamorfosis que experimenta la mujer: comprende perfectamente el
personaje y conoce el guión de memoria.
COMENTARIO:
Puro teatro
No
sé exactamente si esta película es teatro dentro del cine o cine dentro
del teatro, porque la ambigüedad y el cambio de roles desde los más
primarios hasta los más elevados entre la pareja protagonista y siempre
siguiendo con bastante fidelidad el texto del austriaco Leopold von
Sacher-Masoch (de donde se deriva el término masoquismo) es constante en
este largo de Polansky.
Partiendo de la base de que cada vez son menos actores con los que cuenta, cuatro en Un dios salvaje (2011),
dos en ésta, de que Polansky siempre ha estado metido en el mundo del
teatro dirigiendo desde joven sobre las tablas o realizando adaptaciones
para la gran pantalla, de que la película se rodó en las ruinas del
Teatro Hébertot de París aprovechando los decorados de una versión
musical de La diligencia (John Ford, 1939), en La venus de las pieles se limita a dirigir con maestría a la que es su propia mujer desde que rodaron juntos Frenético (1988),
Emmanuelle Seigner, y a un poco explicable en otras cintas Mathieu
Amalric, que aquí vendría a ser como el alter ego del Polanski de El quimérico inquilino (1976).
Estamos
ante un brillante tour de force donde se entrelazan sumisión,
dominación, sadomasoquismo mental, machismo y misoginia, feminismo,
erotismo, con las esencias de amores y odios entre el hombre y la mujer,
y un desarrollo que se muestra como un juego psicológico en el que nada
es lo que parece y camina hacia un desenlace inesperado (Este párrafo,
desde “Filmaffinity”).
La
consecuencia del desarrollo de la trama es la asociación que se produce
entre dos mundos mezclándose la relación de los protagonistas hasta
igualarse, sin pretenderlo, el mundo real y el imaginario.
Los
papeles de los intérpretes se transmutan. La mujer tosca y barriobajera
se convierte en una mujer culta, sensual y dominante ante los ojos de
un deslumbrado Amalric en el rol de un director de teatro tan
intelectual y sexista como clasista, que pasa de dominador a dominado
por alguien que consideraba inferior.
Quizá
la única pega que la cinta tiene sea que Polansky exige en esta obra un
cierto nivel cultural a sus espectadores y que no es una película fácil
de digerir. Pero siempre existe la oportunidad de comentar después de
su visionado que es de Roman Polansky, que él es así, que a lo mejor, en
la siguiente, nos sorprende con un monólogo de tres horas y que ha
intentado auto exculparse de sus últimos devaneos.
Pero lo que sí puedo garantizar bajo mi punto de vista, es que ni la película, ni el libro, ni Polansky, tienen desperdicio.
José Francisco Espadas