CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 22 de Marzo: LA DEUDA

El próximo jueves, 22 de marzo, proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “La deuda”, John Madden, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 3´50 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Valentín Terrazas que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.
Un abrazo fuerte, y hasta el jueves.


Dirección: John Madden
Guión: Assaf Bernstein, Jane Goldman, Ido Rosenblum, Peter Straughan, Matthew Vaughn
Interpretes: Sam Worthington, Jessica Chastain, Helen Mirren, Tom Wilkinson

Estados Unidos, 2011 - 114 min.
Mayores de 16 años






SINOPSIS

Incluso los mejores agentes secretos tienen una deuda pendiente con misiones pasadas. Y ahora Rachel Singer debe enfrentarse a la suya. La historia empieza en 1997, cuando dos agentes del Mossad ya retirados, Rachel y Stephan, reciben una noticia sorprendente acerca de su antiguo compañero David.

“Recuerda lo que somos, y lo que no somos”


El 11 de mayo 1960 una unidad de acción del servicio secreto israelí secuestraba al criminal de guerra nazi Adolf Eichmann en Bancalari, una localidad inmediata a Buenos Aires. Después de ser trasladado a Israel, fue sometido a juicio y, condenado a morir en la horca por crímenes contra la Humanidad, ejecutado en la madrugada del 31 de mayo de 1962.
    Eichmann, miembro de las SS, había sido uno de los responsables directos de la Solución Final, principalmente en Polonia, y del transporte de deportados a los Campos de Concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Este hombre -que había organizado con eficacia el asesinato de muchos cientos de miles de judíos y gitanos- llamó la atención de sus secuestradores por su aparente nimiedad. Peter Malkin, agente coordinador de su captura, declararía años después: “lo más inquietante de Eichmann es que no era un monstruo, sino un ser humano”.
    Medio siglo después de aquellos hechos, una periodista del primer canal de la televisión alemana, Gaby Weber, ponía en cuestión algunos de los puntos más oscuros de aquel secuestro, relacionándolos con las negociaciones que Israel mantenía con Alemania a finales de los años cincuenta para la financiación del programa militar hebreo.
    El Estado israelí tardaría dos décadas en reconocer la intervención del Mosad en el secuestro; hasta entonces, sostuvo que quien atrapó a Eichmann, sin apoyo oficial, fue un grupo de ciudadanos judíos, familiares de víctimas del holocausto, orientados por el investigador Simon Wiesenthal. Pretendían así paliar los problemas que la acción creó al Gobierno de Israel con el de Argentina, que reclamó sin éxito ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, por grave violación de su soberanía, la devolución del criminal nazi.
    La deuda -del director inglés John Madden, autor también de la exitosa Shakespeare in love y de la más que prescindible La mandolina del capitán Corelli- narra una acción con notables paralelismos respecto a la que acabó con Adolf Eichmann: el esfuerzo de tres agentes para capturar en el claustrofóbico Berlín Oriental de 1965 y trasladar a Israel a Dieter Vogel, “El Carnicero de Birkenau”. Actrices y actores de la talla de Helen Mirren, Jessica Chastain, Sam Worthington o Jesper Christensen ofrecen verosimilitud a este relato de suspense y acción que refleja, al tiempo, el peso agobiante de una impostura mantenida a lo largo de treinta años.
    El tema de la búsqueda y caza de genocidas nazis ha sido repetidamente tratado en el cine: Los niños del Brasil o Marathon Man son dos de las muestras de este tipo de películas, en las que introdujo la variable de las dudas alimentadas por la ética personal el film de Steven Spielberg Munich, construido en torno a la “Operación Cólera de Dios”, con la que el servicio secreto israelí decidió castigar a los responsables palestinos de la masacre ocurrida durante los Juegos Olímpicos de 1972.
    ¿Pura ficción?: el 30 de septiembre de 1986, Mordejái Vanunu, científico que había trabajado en el Centro de Investigación Nuclear del Néguev antes de desplazarse a Londres, era atraído a Roma por una agente del Mosad, secuestrado en la capital italiana y embarcado rumbo a Israel. El 19 de febrero de 2011, miembros del Mosad secuestraban en Ucrania y trasladaban a Israel a Derar Musa Yusef Abu Sisi, director del departamento de operaciones de la planta de generación de energía de Gaza... Y es que, a menudo, la realidad viene a superar los despropósitos del más fantasioso guionista.

Valentín Terrazas






Jueves 8 de Marzo: NADER Y SIMIN, UNA SEPARACIÓN

El próximo jueves, 8 de marzo, proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “Nader y Simin. Una separación”, del director iraní Asghar Farhadi, recientemente galardonada con el Oscar a la Mejor Película Extranjera. Como siempre, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 3´50 euros.



    Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Alfredo Mozas García que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.
Un abrazo, y hasta el jueves. Asociación Otrosojos



Jueves 8 de Marzo
NADER Y SIMIN, UNA SEPARACIÓN

Dirección: Asghar Farhadi
Guión: Asghar Farhadi
Interpretes:Peyman Moaadi, Leila Hatami, Shahab Hosseini, Sareh Bayat, Sarina Farhadi


Irán, 2011 - 123 min.
Mayores de 7 años






SINOPSIS

Cuando su esposa le deja, Nader contrata a una joven para que cuide de su padre enfermo. Pero no sabe que la mujer no sólo está embarazada, sino que trabaja sin el consentimiento de su perturbado marido. Nader no tarda en encontrarse en medio de una maraña de mentiras, manipulaciones y enfrentamientos.


  


 ¿Y dónde están los abogados?



Quizás sea la primera vez que Con otros ojos programa una película que yo haya propuesto y que sea tan unánimemente aclamada como una obra maestra. ¿Y por qué? (Por qué es una obra maestra, quiero decir, no por qué es ésta la primera vez) Pues no lo sé. No tengo ni idea, de verdad. He rastreado internet para ver qué han visto los demás que, como yo, opinan que esta película es una maravilla y me he quedado igual que estaba. Que si guión sin fisuras, que si diálogos espléndidamente dosificados, que si encuadres siempre perfectos, que si giros argumentales y tierno humanismo… O sea, nada; todo palabrería sin mucho fuste para rellenar una columna diaria (o semanal, a saber) y justificar el salario. Así que no me queda más remedio que agarrar al toro por los cuernos y encontrar yo mismo una explicación. A ver qué sale.
En primer lugar les diré que la película que van a ver trata de dos procesos judiciales en Irán, uno de divorcio y otro de maltrato. Y dirán ustedes, pues ¡vaya cosa!; otra peliculucha de jueces, abogados y alegatos sesgados con moralina. Pues no. Quizás no lo crean, pero ni un abogado aparece en la pantalla en todo el rato que dura la película. Jueces, sí, al menos uno que yo recuerde, pero desnudo del boato y la rimbombancia con la que aparecen siempre en otras cintas. ¿Cómo explicarles que es esto lo que me cautivó? La película es una diatriba sobre lo justo e injusto, sobre la corrección formal de evitar el pecado y la justificación moral de la mentira. Es cierto que asistimos a dos juicios, pero la película se centra en el posicionamiento de las personas ante los hechos, fortuitos o no, que van ocurriendo. No hay malos ni culpables en esta película. Y no es peor el marido indignado tras ver cómo su mujer pierde un hijo al caer por las escaleras, que el marido educado, sensato, que se sacrifica por su padre y por su hija, y que huye de la fatalidad sin evitar que ésta le alcance. La película entra en el dilema moral de si se debe o no mentir cuando la realidad perjudica, no ya los propios intereses, si no los de las personas que queremos. Es más, habla de la zozobra ante la duda sobre la veracidad del testimonio de las personas a las que queremos. Y tener que responder frente a un juez, con trece años quizás, ¿a quién quieres más, a tu padre o a tu madre? Saber que si respondes que tu padre mintió, irá a la cárcel, pero que se librará de ella si mientes tú cuando te pregunte el juez. Y en todo este proceso, ni un abogado, ¡en serio!
Y además, vislumbrar entre secuencia y secuencia un país moderno, bien organizado, dotado de valores morales propios bien implantados en la sociedad, habitado por personas bellas, hombres y mujeres que padecen conflictos parecidos a los nuestros, el desamor en el matrimonio, los ancianos desvalidos, los hijos que sufren los divorcios de los padres. Todo tan diferente de la idea que todos tenemos de Irán. La mujer iraní surge entre las imágenes quizás supeditada al marido, aunque no tanto como se piensa, o tal vez, mucho más que al marido, a la religión y a las costumbres, de una manera no tan diferente a lo que ocurre aquí. Y la niña, Termeh, la actriz y el personaje, tan sublimes ambas se mire como se mire.
Seguro que entre los más cinéfilos hay consenso en que los diálogos están bien construidos, que el encuadre y la banda sonora, la fotografía y el guión, los actores y los premios logrados, el director y su filmografía. Seguro, no me cabe duda. Lo de los abogados, que no sale ninguno en la película, es una broma, pero también una manera de decir que es precisamente eso, lo que no es cinematografía pura y dura, la sencillez de la historia, lo que más me gustó cuando vi esta película.

Alfredo Mozas García