CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 29 de Mayo: EL FIN DE LA INOCENCIA (V.O.S.)


El próximo jueves, 29 de mayo,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura  “EL FIN DE LA INOCENCIA”, de Michael Cuesta, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde. La película –que se proyectará en versión original subtitulada- está recomendada para mayores de 13 años.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Pablo Fernández Alonso que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo. Asociación Otrosojos.


Dirección:     Michael Cuesta
Guión:          Anthony Cipriano
Interpretes: Conor Donovan, Jesse Camacho, Zoe Weizenbaum, Jeremy Renner

Estados Unidos, 2005 - 90 min.

Mayores de 13 años




SINOPSIS

Rudy y Jacob Carges, aunque completamente diferentes, son dos hermanos gemelos y los mejores amigos. Rudy es deportista, valiente, carismático, mientras que Jacob es un chico tímido, callado y profundamente marcado por una señal de nacimiento en su cara. Malee, una precoz niña, y Leonard, un chico con sobrepeso, forman el círculo de amigos de los gemelos. Cuando Rudy muere protegiendo la casa que tienen en un árbol, después de que dos matones del barrio la incendien, Jacob, Malee y Leonard intentan asumir la pérdida de distintas maneras.



3 niños y una lucha


Michael Cuesta, ganador del premio al Mejor Nuevo Director de la Boston Society of Film Critics, debutó como guionista, director y productor con L.I.E.. La película fue nominada para seis Independent Spirit Awards, incluyendo mejor película y mejor director. Ampliamente aclamada, se estrenó en competición en el Festival de Sundance. Cuesta también fue nominado a los Gotham Awards y ganó el Premio a Mejor Director Debutante en el Festival de Cine de Estocolmo y en el Festival de cine de Edimburgo.
    Cuesta está adaptando el bestseller The miracle of Edgar Mint para los productores Sandy Stern y Michael Stipe. Sus créditos incluyen seis episodios de aclamada serie A dos metros bajo tierra. Además escribe y dirige otra serie también con buena acogida entre crítica y público; una serie original cuando menos que lleva por nombre Dexter.
    Ha sido también premiado como director de spots publicitarios, entre otros por el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York.
    Descubrí a éste gran director por ésta película, y después de ver casi todo lo que nos ha podido ofrecer, tanto en largometrajes como en series televisivas, tengo que concluir que El fin de la inocencia es su mejor largometraje y Dexter una de las mejores series que la televisión nos puede ofrecer en éstos momentos.
    Aquí, en ésta historia que presentamos, no hay adolescentes bobalicones acomplejados por el acné. Hay chicos en una edad difícil que sufren, aman y viven su mundo con intensidad. Así, asoman por la puerta la muerte, la soledad y la incomprensión sin apenas un respiro. Michael Cuesta consigue en ésta ocasión hacer fácil lo difícil, y sólo con el esfuerzo y la mente enfocada a intentar empatizar con la película lograremos descubrirlo.
    La lógica del relato es impecable e implacable. Se aprecia una inercia trágica, pero también ligeros retazos de comedia y diversas lecturas posibles. No hay nada gratuito. Cada detalle es importante y enriquece la historia. Cada una de las secuencias hace avanzar la trama. Aunque el material que maneja es bastante crudo, el director nos ahorra efectismos baratos y va al grano con tres subtramas bien entrelazadas y limpias de cualquier elemento accesorio. Cada una de las tres historias de los protagonistas es un marco perfecto de superación, de vencimiento de los handicaps, de las dificultades, de los miedos, y de ruptura con la realidad que tanto ahoga.
    Puede parecer sencillo llegar al corazón del público con tres amargas historias de tres niños que representan la inocencia, la pulcritud trasladada a situaciones y lugares recónditos y oscuros, a los que estamos acostumbrados a no asociar el alma de un ser tan vulnerable en apariencia, pero en mi opinión es una tarea harto difícil y por eso os invito a recorrer estos 90 minutos con nosotros.


Pablo Fernández Alonso



Jueves 15 de Mayo: ALGO PARECIDO A LA FELICIDAD


El próximo jueves, 15 de mayo,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura  “ALGO PARECIDO A LA FELICIDAD”, de Bohdan Slama, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde. La película está recomendada para mayores de 18 años.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Alfredo Mozas García que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo. Asociación Otrosojos.


Dirección:     Bohdan Sláma
Guión:          Bohdan Sláma
Interpretes: Tatiana Vilhelmova, Pavel Liska, Ana Geislerova

República Checa - Alemania, 2005 - 102 min.

Mayores de 18 años


SINOPSIS

Monika, Tonik y Dasha son amigos de la infancia. Viven en un conjunto de bloques en las afueras de una pequeña ciudad industrial, cerca de la mayor planta química del país. Monika, una chica amable y con un gran corazón, trabaja en un supermercado mientras espera que su novio George, que ha emigrado a Estados Unidos, le mande el billete de avión para reunirse con él. Tonik, que está enamorado de Monika, ha dejado a unos padres conservadores para refugiarse en la vieja granja de una tía inconformista. Dasha, que tiene dos hijos pequeños, sale con un hombre casado y empieza a perder la cabeza. Cuando la ingresan en un hospital psiquiátrico, Monika y Tonik se hacen cargo de sus dos niños.



¡Ah, la felicidad era eso!


No sé por dónde empezar; con un título así, o te metes al cine y que sea lo que Dios quiera, o mejor te vas al bingo, que han dicho en el telediario que hoy se avecina un frente de suerte por Galicia. Bueno, aquel día no vi las noticias, así que me metí al cine. Y, oyes, no me quedó otra que exclamar “¡entonces... la felicidad era eso!” Quizás no estén de acuerdo conmigo cuando, una vez terminada la película, se enciendan las luces de la sala, pero les aseguro que mi sensación al acabar fue como la que se tiene cuando se ve una buena peli de detectives y después de estar noventa minutos agarrado a los talones del poli bueno indagando quién es el asesino, un instante antes de que salgan todas las letras del final se descubre que el asesino es el mayordomo. “¡No jodas! ¿El mayordomo? ¿Como en todas las pelis de suspense? ¡Si estaba claro desde el principio!”, sueltas para disimular que, a pesar de todo, no te lo esperabas.
    Pues un poco así es la película de hoy. Pero no se equivoquen: ni hay polis, ni asesinatos, ni mayordomos. En el bloque de viviendas y en el barrio donde viven los personajes el presupuesto da para poco y mucho menos para mayordomos. Los hay que sueñan con ellos, o más bien con las puertas que dan acceso a poder tenerlos algún día: una nueva vida en América. Esta es la protagonista, Monika, que espera a que su novio le envíe un billete para viajar a Estados Unidos y empezar allí juntos una nueva vida. ¡Y lo más cojonudo es que él se lo envía!
    En cuanto a asesinatos, hay alguno que no parece conocer su significado y que, por no matar, parece que no ha matado en su vida una mosca: es el protagonista, Tonik, quien vive en un cuento de hadas del que se nutre de un optimismo desconocido en el mundo real, pero que alimenta el motor de la historia y, así, mantiene constante un nivel alto de esperanza.
    ¿Y policías? Pues yo no recuerdo ninguno. Ni falta que hacen. La trama se despliega despacio, amoldándose a las dificultades que los personajes se van encontrando y dejando al descubierto una mezcla rara de solidaridad porque no me queda otra y desesperación que nunca es excesiva, de modo que, con una pizca de buen humor, la historia va describiendo una sociedad que no es sino el resultado de toda una época de industrialización feroz, de regímenes políticos que para mis enemigos los quisiera, y de más quiero que puedo. Aquí las familias son fugaces, ficticias y hasta de cartón piedra, las borracheras épicas, los amores algo inocentes, las locuras tiernas a ratos y de atar el resto, y los premios abundantes: Conchas de todos los colores en San Sebastian; Leones para todos los gustos en su país de origen, la República Checa; y entre ellos, la nominación al óscar.
    Alguno dirá que la vieja granja que no tiene arreglo y el empeño de Tonik de mantenerla en pie son una metáfora del buen salvaje de Rousseau. Pues chachi. Si es así, quizás entonces Metrópolis de Lang sea una precuela (y ahí queda eso) de la película que vamos a ver hoy. Pero como doctores tiene la iglesia, a ver quién es el guapo que se atreve a discutir hoy de Rousseau, de Lang, y de toda la corte celestial.  Yo, que he decidido vacunarme contra toda discusión que suene a debate electoral, prefiero dejar esto aquí y dar paso a la película ya que, aunque rellenara  quinientas páginas hablando de ella, nunca le haría justicia suficiente como le hace la pantalla grande. Espero que les guste.

Alfredo Mozas García