CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 27 de Octubre: LA VIDA ES UN MILAGRO


El próximo jueves, 27 de octubre,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “La vida es un milagro”, de Emir Kusturica, en sesiones de 5'30 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 2 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Raquel Sáenz de Buruaga que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo. Asociación Otrosojos.


Dirección:     Emir Kusturica
Guión:           Emir Kusturica
Intérpretes:  Slavko Stimac, Natasa Solak, Vesna Trivalic, Vuk Kostic


Serbia, 2004 - 155 min.







SINOPSIS

Bosnia, 1992. Luka, un ingeniero serbio de Belgrado, se ha instalado en una casa aislada con su mujer Jadranka, cantante de ópera, y su hijo Milos. Luka está preparándose para construir una vía ferroviaria que hará de la región un paraíso turístico. Pero, cegado por su trabajo y por su natural optimismo, Luka no presta atención a los persistentes rumores de una guerra civil inminente.




Una película para beber y vivir

Si la vida es la guerra y la guerra es un drama, entonces,la vida es una comedia. Aunque sea una deducción disparatada para un filósofo, ésta, parece ser la conclusión voluntarista de la inusual lógica de Emir Kusturica. El director ¿bosnio? ¿serbio? ha firmado una ¿comedia? ¿drama?... No hay forma de confirmar estas precisiones recorriendo los territorios de internet. Cierto es que nació en Sarajevo, en la actual Bosnia-Herzegovina, y la valoración de si el filme es una comedia, un drama o cualquier otro género establecido o por establecer dependerá, al final, de la mirada de cada espectador.
      Parecido desconcierto o desacuerdo ha merecido para la crítica la llegada de la película a las pantallas. Algunos opinan que Kusturica se repite, que no aporta nada nuevo .Otros, a quienes me adhiero, reivindican este trabajo como una obra con fuerza y valor notables. Es verdad que hay elementos muy reconocibles que se asocian con la anterior filmografía del director, pero, ¿es eso un defecto? Cierta locura de los personajes, que albergan una entrañable comicidad; situar la acción en un escenario popular, con gente sencilla; la presencia importante de la música... son características que dibujan su firma inconfundible. La excentricidad que otorga este Fellini balcánico a sus criaturas -humanas y animales- en la película, podrá exasperar a algún espectador carente de sentido del humor, que creerá que Kusturica frivoliza al abordar así, el dramático conflicto de la antigua Yugoslavia. Pero alguien que, como él, ha nacido y vivido allí, está moralmente autorizado a tratar esos acontecimientos desde el tono anímico que quiera. Ya, hace algunos años, fue malinterpretado por unas declaraciones por las que se le adjudicó la etiqueta de proserbio, que en este contexto viene a ser sinónimo de fascista o nazi. Y no iban por ahí las cosas. Descifrando, por ejemplo, el discurso de la película de hoy, habrá que pensar que sus declaraciones irían más en el sentido de la canción de Jorge Drexler, cuya letra empieza así: “Yo no se de donde soy, mi casa está en la frontera y las fronteras se mueven como las banderas....” . Además, quienes hayan visto otras películas de Kusturica como El tiempo de los gitanos, Underground, o Gato negro, gato blanco, tendrán la seguridad de que no es un nacionalista proserbio sino alguien que ama al ser humano por encima de las banderas, y de que es un optimista incurable, como Luka, uno de los protagonistas de La vida es un milagro. De todas formas, claro que choca ver una película así, si la comparamos con otras, tan sólidas y necesarias como Las flores de Harrison, que también penetraba en esa guerra todavía caliente. Pero de todo tiene que haber en la viña cinematográfica; la diversidad siempre enriquece. Por otra parte, La vida es un milagro cuenta, sobre todo, una gran historia de amor.

     El optimismo antes mencionado viene reforzado por una banda sonora compuesta por el propio Kusturica y Dejan Sparavalo, y ejecutada por la "No smoking Orchestra" grupo del que nuestro hombre también es bajista. La música que se escucha es un "Cóctel dinámico de influencias culturales que refleja la situación de los Balcanes como punto de encuentro entre Oriente y Occidente". Es decir -como la película-, una mezcla de los licores de la vida con el toque amargo de la guerra como angostura.

Raquel Sáenz de Buruaga



Jueves 17 de Noviembre: ALGO EN COMÚN

El próximo jueves, 17 de noviembre,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “Algo en común”, de Zach Braff, en sesiones de 5'30 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 2 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Valentín Terrazas que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo. Asociación Otrosojos.

Dirección:     Zach Braff 
Guión:           Zach Braff
Intérpretes:  Zach Braff, Natalie Portman, Peter Sarsgaard, Ian Holm


Estados Unidos, 2004 - 109 min.






SINOPSIS

Andrew Largeman vuelve a su casa natal en Nueva Jersey después de 10 años de ausencia para asisitir al funeral de su madre. Allí se rencuentra con su pasado y conoce a una chica, Samantha, que quizá cambie su vida para siempre. Largeman, que acaba de dejar los antidepresivos que ha estado tomando durante años, comienza a redescubrirse a sí mismo, lo que incluye enfrentarse a su padre, psicólogo, y ayudar a Samantha a superar sus propios problemas pisicológico.




El Arca de Large

Con el gesto imperturbable de un joven en pleno descalabro del avión en que vuela arranca el relato de un fin de semana iniciático: el de Andrew Largeman, de regreso a su ciudad natal, en New Jersey, tras nueve años de ausencia anclada en una dieta de ansiolíticos. Los motivos de ese retorno, los reencuentros con lugares y personas a quienes ha evitado durante casi una década, el contacto con aquellos otros con quienes compartió una ya lejana amistad, el descubrimiento de modos distintos de sentir y vivir, el regalo espléndido de un alma situada en sus antípodas -sensible, abierta y positiva...- pueblan una película tan cálida como brillante.
     Al idear esta historia, su coprotagonista, guionista y casi primerizo director, Zach Braff, perseguía un objetivo nítido: “crear una historia de amor inteligente para gente joven, y también bucear en lo que se siente al volver a casa”. Una casa que -como viene a suceder en algún momento de la vida- se ha dejado de sentir como propia, “empujándonos a sentir nostalgia de un sitio que ya no existe, y que no volverás a recuperar hasta que crees tu propio hogar, para ti y para tus hijos, para la familia que formes. A lo mejor -reflexiona Braff- eso es una familia: unas personas que echan de menos el mismo lugar imaginario”.
      Lejos de la miríada de filmes dirigidos a un público adolescente y caracterizados demasiado a menudo por una estupidez rayana en el insulto, Algo en común (Garden State, 2004) reflexiona sobre el difícil camino hacia la madurez, un itinerario que supone, entre otros ineludibles condicionantes, aceptar que la vida acarrea, junto a momentos felices, dosis en ocasiones brutales de dolor. Y lo hace con un sentido del humor lleno de efectividad, con situaciones y diálogos inspirados, y con una acertadísima elección de actores. Disfrutaremos así de una Natalie Portman luminosa, próxima al personaje que bordó en el Beautiful girls de Ted Demme, de la sobria potencia del veterano Ian Holm (motor de uno de los títulos incluidos en la programación de Otrosojos, Mi Napoleón), de la presencia inquietante de Peter Sarsgaard (el brutal John Lotter de Boys don´t cry), y de las chispeantes intervenciones de algunos secundarios impagables (“creía que te habías suicidado, ¿no fuiste tú?”).
     Todos esos elementos -sumados a una banda musical que viene a contextualizar la acción y a subrayar con delicadeza estados de ánimo de sus personajes, a diferencia de la arbitrariedad con la que se anega con temas de éxito tantas de las producciones más recientes- hacen de Algo en común (disculpen esta figura facilona) algo definitivamente inusual.
     Conecta este título, en sus preocupacions y en el talento con que éstas aparecen expuestas, con otras obras ya emblemáticas sobre la dificultad de crecer: Harold y Maude, o El graduado, por ejemplo. No parece casual, a este respecto, que un tema clásico de Simon & Garfunkel -"The only living boy in New York"- ilustre uno de los momentos claves de la película, como ya lo hicieran otras composiciones del dúo escenas inolvidables de aquel accidentado verano de Dustin Hoffman.
      En su tratamiento, el prometedor Zach Braff (introducido en el cine a los 18 años, con su breve aparición como Nick Lipton en el Misterioso asesinato en Manhattan de Woody Allen), combina la extravagancia de personajes y anécdotas -tan característica, de otro lado, de nuestra especie: ¿quién no es incurablemente raro?- con una intensa proposición: el caos como base para el renacimiento y liberación individual. El título inicialmente previsto para el film era -¿lo adivinan?- Large´s Ark. El Arca de Large, bastante más acertado, por otra parte, que este gratuito Algo en común. 

Valentín Terrazas